Todo de un golpe: mediante un simple decreto, sin siquiera tomar la opinión del congreso pripánicamente controlado, el ocupante de Los Pinos se otorgó a sí mismo (a través de su dependiente, el secretario de Salud) facultades discrecionales para aislar individuos, allanar casas y locales, hacer compras cuantiosas sin licitación pública y suspender concentraciones públicas (¡Aguas: llegó la SS!). Además, la crisis provocada por la influenza opacó y desequilibró las campañas electorales en puerta, incrementó la desesperanza cívica, introdujo el virus de la desconfianza y elevó el del conservadurismo en la plaza normalmente liberal del Distrito Federal, colocó en las calles de esta capital del país a soldados en misiones hoy solamente sanitarias, permitió que por televisión abierta de alcance nacional (Televisión Azteca) se transmitieran misas católicas y tendió una cortina de humo viral sobre temas polémicos en curso como las cuentas públicas de Fox, la propuesta felipista del estado militar de emergencia, las amenazas de represión neoporfirista en Cananea y el escándalo de la Lotería Nacional en Campeche (donde Germán alegremente reinstaló como coordinador de la campaña panista a uno de los acusados por el caso de soborno).
El tapabocas político y social tiene como antecedentes los manejos tramposos que los mismos dictaminadores de hoy han hecho en temas como el narcotráfico, la crisis económica y los préstamos recientes (sólo ayer, 205 millones de dólares del Banco Mundial). La suspicacia colectiva va de los diez mil muertos por asuntos de drogas al riesgo de fallecimientos por una epidemia tardíamente detectada y mal manejada; del catarrito de Carstens y la fanfarronería original de Calderón a la influenza porcina que en otras latitudes no ha provocado el estremecimiento que en México; de la buena fe y la evidencia mediática de que el problema es real al temor de que esté siendo utilizado políticamente por los siempre desesperados ocupantes ilegítimos del poder mexicano, deseosos de trastocar los escenarios electorales que en estos momentos les auguraban derrotas sonoras en comicios federales y locales; de la creencia en las intenciones más o menos buenas de los gobernantes a La doctrina del shock, el libro en que Naoime Klein (No logo) demuestra “que el capitalismo emplea constantemente la violencia, el terrorismo contra el individuo y la sociedad. Lejos de ser el camino hacia la libertad, se aprovecha de las crisis para introducir impopulares medidas de choque económico, a menudo acompañadas de otras formas de shock no tan metafóricas: el golpe de la porra de los policías, las torturas con electroshocks o la picana en las celdas de las cárceles”.
Hechos públicos, intenciones privadas (aunque, ¿cuán comprobable es lo que hasta ahora las autoridades federales y capitalinas han mantenido en el controlado ámbito de las declaraciones a los medios, sin dar datos específicos de los muertos, sin permitir que especialistas independientes analicen los reportes médicos y tengan acceso a evidencias biológicas de la epidemia?). Desgracia pública, negocios privados. Catástrofe de temporada, apocalipsis de fin de semana, adiós momentáneo pero augural a la convivencia táctil (no a los saludos de mano y de beso) y el médico guanajuatense Córdova saliendo al paso, junto con el trastabillante semisecretario de Educación, Alonso Lujambio, que habría reprobado un Enlace de primero de primaria por no saber contar ni el número de días que no habrá clase (tres y pico, dijo el funcionario), y el sargento Javier Lozano, que para compensar los malos tratos a los obreros se desvivió en amabilidad hacia los empresarios para ver si les da su regalada gana atender las circunstancias difíciles del país y no aprovechan la situación para correr o castigar a quienes falten al trabajo o lleguen tarde.
¿1984 con el Big Brother epidémico o los preparativos para filmar una versión local del guión de los hermanos Wachowski que acá se llamaría Con D de Desconfianza o el 666 conmemorativo del segundo año de la legalización del aborto en el Distrito Federal (regreso a clases, el 6 de mayo; dinero disponible para enfrentar el problema, 6 mil millones de pesos; número de tapabocas repartidos en el D.F., 6 millones)? El desamor en los tiempos de la influenza a partir de los tapabocas de azul panista. Ciudadanos sometidos a la dictadura de la miseria institucionalizada, con sistemas de salud abatidos por la corrupción de funcionarios y empresarios y por el pensamiento neoliberal todavía dominante en las élites. Cuerpo social extenuado que de pronto se encuentra con los anuncios de fin de mundo mientras, por ejemplo, en Estados Unidos, los casos son pocos, controlados y sin muertes. En Washington se declaró ayer el “estado de emergencia de salud pública”, pero ello no es sino un mecanismo usual para destrabar fondos que permitan enfrentar oportunamente determinadas incidencias susceptibles de empeorar. Y ayer mismo, John Brenman, el asistente de la Casa Blanca para asuntos de seguridad interna, negó (y con ello le dio fuerza a la especulación) que lo sucedido en México fuese un “bioterrorismo” y aseguró que es “muy temprano” para saber si hubo una acción premeditada para generar el brote de influenza porcina.
Pero, mientras son peras o son porcinos, el panorama político y social cambia en México, con el virus del miedo reproduciéndose aceleradamente y con analistas atentos en las alturas a las reacciones de la sociedad y los opositores al poder ante decisiones que avanzan en la instalación de mecanismos de amedrentamiento colectivo que inhiban participaciones electorales, que ante el peligro real o exagerado fomenten el conservadurismo, que vayan arrinconando incluso la idea de lo electoral y lo democrático y que permitan continuar con formas de control arbitrarias, con prolongados estados de excepción, sea por razones médicas, militares o sociales.
Julio Hernandez Lopez
3 comentarios:
Jóvenes sociólogos: citar la fuente completa es básico!
Hernández Lopez, Julio. Astillero. La Jornada (Diario). Ciudad de México. 27 de abril de 2009.
Por cierto, ahora no van a protestar? Ahora si aplica taparse la boca, o quizá esta vez se cubran los ojos. Sería lo mejor para estar "in" pero "out" (contracorriente como siempre).
México se encuentra en una situación de incertidumbre. Sin saber qué está pasando, muchos nos aventuramos a sacar conclusiones espontáneas, sin buenos argumentos. Rumiaciones o pensamientos que pasan por nuestra cabeza a mil por hora; es muy del mexicano el sacar inferencias inmediatas en oposición al gobierno, y realmente inferencias justas: el mexicano lo hizo arisco el mismo gobierno con sus mentiras. En fin, algunos ya piensan que la influenza es sólo una farsa para levantar la industria farmacéutica; un correo electrónico ha estado pregonando esta supuesta teoría del fenómeno influenza, que –según ellos– no es más que intereses económicos del G20, Estados Unidos, Banco Mundial, farmacéuticas, capitalismo, etcétera. Sin embargo, es muy preciso recordar que tal situación de la industria farmacéutica no es verídica; ¿qué es lo que más compra la gente? Medicina y alimentos.
Otros ya piensan que todo este alboroto no es más que por cuestiones electoreras.
No obstante, esta misma situación está afectando al PAN como partido que ostenta el poder en México; su mal manejo ante la situación está provocando que la gente vea en el Ejecutivo a una persona incapaz de dirigir la nación en tiempos catastróficos.
Ahora, aunque nuestros antecedentes sobre fenómenos perniciosos que los medios han potenciado y tergiversado, nos ha hecho escépticos a todo lo que sucede actualmente, aun así, no hay que perder la ponderación.
México se encuentra en una situación de incertidumbre. Sin saber qué está pasando, muchos nos aventuramos a sacar conclusiones espontáneas, sin buenos argumentos. Rumiaciones o pensamientos que pasan por nuestra cabeza a mil por hora; es muy del mexicano el sacar inferencias inmediatas en oposición al gobierno, y realmente inferencias justas: el mexicano lo hizo arisco el mismo gobierno con sus mentiras. En fin, algunos ya piensan que la influenza es sólo una farsa para levantar la industria farmacéutica; un correo electrónico ha estado pregonando esta supuesta teoría del fenómeno influenza, que –según ellos– no es más que intereses económicos del G7, Estados Unidos, Banco Mundial, farmacéuticas, capitalismo, etcétera. Sin embargo, es muy preciso recordar que tal situación de la industria farmacéutica no es verídica; ¿qué es lo que más compra la gente? Medicina y alimentos.
Otros ya piensan que todo este alboroto no es más que por cuestiones electoreras. No obstante, esto le está perjudicando al mismo PAN, al verse la incapacidad del Ejecutivo en el manejo de situaciones como éstas.
Ahora, aunque nuestros antecedentes sobre fenómenos perniciosos que los medios han potenciado y tergiversado nos ha hecho escépticos a todo lo que sucede actualmente, aun así, no hay que perder la ponderación.
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