Con motivo de los 18 meses en resistencia

A los compañeros en resistencia;

Ellos, los que están, han decidido ser parte de los hombres y mujeres que hacen la historia, su historia.

Uno puede teorizar, encontrar en las letras los por qué y los cómo, y decimos entonces que es la lógica del sistema, que situaciones así son inherentes al capital.

Pero el azar juega también, y no arroja a la batalla números ni conceptos, sino a personas, personas que de pronto se ven sin nada, obligados a reconocerse como parte de los nadie…

Mientras los otros, los que sólo hablan el idioma del dinero, comienzan su embestida de odio y miedo, y que son flojos, parásitos, privilegiados, egoístas, bárbaros, criminales… por eso les persiguen, señalan, acusan, golpean y, de ser necesario, matan…

Pero ellos deciden, y deciden permanecer de pie, salen a tapar plazas y calles, aguantan con las quijadas apretadas, las lágrimas contenidas, los puños bien en alto y sosteniendo la mirada al mentiroso, al traidor, al asesino, al opresor.

No hay que decir que jamás se han tambaleado, que la desesperación no les roza o que la incertidumbre no perfora, algunas noches, sus firmes piernas. Pero ahí están, volviéndose ejemplo de fortaleza al encarar el desafío de cambiar el orden de las cosas, encarnando palabras como justicia o solidaridad, convencidos de estar en el lado correcto, de que la razón se encuentra junto a ellos en la barricada y de que esto es cuestión de dignidad.

Entonces resisten y se asumen como el grito que ha de resquebrajar los espejismos. Grito que se dirige a quienes han olvidado su propia voz, o a aquellos que, por temor o desencanto, han preferido pasar por sordos.

Y la consigna avanza con pasos agigantados, uniendo otras gargantas, otros puños y otros sueños, hacia la construcción de ese mejor mañana en el que se reconozca esta heroica resistencia de los compañeros.

¡Viva la lucha del SME!